La ética del cuidado como se dice es un modelo ético
que completa y matiza el enfoque de la justicia. Se trata de una propuesta de
la humanidad que es respeto, a la libertad de los individuos, y la imparcialidad
a la hora de tratarlos como iguales.
La ética enfermería es un bien interno de la profesión
es necesariamente cuidadosa. La enfermería y la medicina forman parte de un
único acto sanita-rio, por más que sus funciones sean diferentes, que sean
distintos los focos de atención que cada una de ellas enfatiza, que sean
profesiones con características diversas, y que no puedan confundirse. La
especificidad de cada una de ellas no se pone en duda. Pero sí el extremo de su
diferenciación que origina dos absurdos: o bien la anulación de la tarea de la
enfermería, que quedaría subsumida en la medicina, como quehacer auxiliar; o
bien la distanciación de las dos labores, como si no tuvieran relación, cuando,
en realidad, además de complementarse, ambas son tareas basadas en el cuidado.
Como
ya se ha indicado, la ética del cuida-do es, ante todo, un modelo ético que viene
a compensar la preeminencia de las propuestas que se han impuesto mayor-mente
desde la Modernidad, aquellas en las que predomina lo correcto como objeto de
la ética, en las que se busca la justicia imparcial e igualitaria, y la defensa
de los derechos, como base de unos mínimos para la convivencia.
La ética del cuidado logra recuperar las emociones
para la vida moral, insistiendo en que los problemas reales y vitales exigen
prudencia, responsabilidad, y acciones personalizadas, y no un mero análisis racional
hipotético. Sin embargo, esta de-manda no es exclusiva de las profesiones
sanitarias, ni se trata de una reivindicación de la aportación femenina a la
ética, se trata de una verdadera transformación de la humanidad que supone una
ganancia irrenunciable a la altura de nuestro tiempo: la solidaridad.
«El consentimiento previo, libre e informado, a los
fines de la investigación, el tratamiento o el diagnóstico relacionado con el
genoma humano, constituye una garantía fundamental que parte del reconocimiento
de la autonomía del sujeto. Es que conforme lo enseña Clotet, el consentimiento
informado obtenido en forma correcta legítima y fundamenta el acto médico de
investigación como justo y éticamente correcto.» SALVADOR D. BERGEL
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