martes, 12 de abril de 2016

LA ÉTICA DEL CUIDAR

La ética del cuidado como se dice es un modelo ético que completa y matiza el enfoque de la justicia. Se trata de una propuesta de la humanidad que es respeto, a la libertad de los individuos, y la imparcialidad a la hora de tratarlos como iguales.

La ética enfermería es un bien interno de la profesión es necesariamente cuidadosa. La enfermería y la medicina forman parte de un único acto sanita-rio, por más que sus funciones sean diferentes, que sean distintos los focos de atención que cada una de ellas enfatiza, que sean profesiones con características diversas, y que no puedan confundirse. La especificidad de cada una de ellas no se pone en duda. Pero sí el extremo de su diferenciación que origina dos absurdos: o bien la anulación de la tarea de la enfermería, que quedaría subsumida en la medicina, como quehacer auxiliar; o bien la distanciación de las dos labores, como si no tuvieran relación, cuando, en realidad, además de complementarse, ambas son tareas basadas en el cuidado.

Como ya se ha indicado, la ética del cuida-do es, ante todo, un modelo ético que viene a compensar la preeminencia de las propuestas que se han impuesto mayor-mente desde la Modernidad, aquellas en las que predomina lo correcto como objeto de la ética, en las que se busca la justicia imparcial e igualitaria, y la defensa de los derechos, como base de unos mínimos para la convivencia.

La ética del cuidado logra recuperar las emociones para la vida moral, insistiendo en que los problemas reales y vitales exigen prudencia, responsabilidad, y acciones  personalizadas, y no un mero análisis racional hipotético. Sin embargo, esta de-manda no es exclusiva de las profesiones sanitarias, ni se trata de una reivindicación de la aportación femenina a la ética, se trata de una verdadera transformación de la humanidad que supone una ganancia irrenunciable a la altura de nuestro tiempo: la solidaridad.


«El consentimiento previo, libre e informado, a los fines de la investigación, el tratamiento o el diagnóstico relacionado con el genoma humano, constituye una garantía fundamental que parte del reconocimiento de la autonomía del sujeto. Es que conforme lo enseña Clotet, el consentimiento informado obtenido en forma correcta legítima y fundamenta el acto médico de investigación como justo y éticamente correcto.» SALVADOR D. BERGEL

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