La historia de la Bioética
contemporánea giró la manera con la cual los problemas entrecruzados comprenden
de forma cercana un contexto social temporal más grande. El cambio más
llamativo sobre las últimas dos décadas ha sido el de la secularización de la Bioética.
Las consecuencias han sido de alguna manera, manifiestas, han sido hacia un
discurso público que acentúa temas seculares, por ejemplo: los derechos
universales, la autonomía del individuo, el debido proceso jurídico y un
rechazo sistemático a una bondad común o a una bondad individual trascendente.
El artículo nos presenta, en tres partes, una reflexión sobre esta tendencia:
la primera hace referencia a la manera como ésta se manifestó en el escritor
mismo; la segunda hace una breve presentación de la historia de la Bioética y
la tercera muestra una consecuencia de la secularización.
«El estudioso de la ética
tiene como tarea hacer que la gente tome conciencia del sistema de normas y
valores en que vivimos. Debe demostrar la coherencia interna de la jerarquía de
valores y su pertinencia para el interés general (o si es preciso, demostrar su
incoherencia y su falta de pertinencia). Pero también puede, en particular con
respecto a temas controvertidos, argumentar a favor de nuevos principios que,
sin comprometer lo esencial de nuestro sistema de valores, sean a su juicio los
más favorables para la evolución progresiva hacia una mejor humanidad.» E. VERMEERSCH
No hay comentarios:
Publicar un comentario